Iniciando el debate para la tertulia del próximo día 6 de julio en el CCE, en el que Alicia Casas, Hebert Gatto y Gabriel Oddone reflexionarán sobre cómo sería la identidad uruguaya sin el elemento español, Gerardo Sotelo, invitado a moderar el debate, comparte con nosotros las siguientes ideas:
Pensar como sería Uruguay sin E es parecido a imaginar cómo sería nuestro tío sin bigotes. Probablemente sería nuestra tía, aunque podría ser también nuestra suegra o la peluquera de la esquina. Dicho de otro modo, no se pude imaginar Uruguay sin E, al menos nada que sea parecido al Uruguay que conocemos.
No obstante resultar en apariencia inconducente, este tipo de razonamiento contrafáctico es más frecuente de lo que suponemos. Por ejemplo, suele acompañar el éxtasis que nos provoca la presencia de nuestros seres amados. Así, nos preguntamos qué hubiera sido de nuestras vidas si no íbamos a ese baile, ante el terror que nos causa la sola hipótesis de imaginarnos una vida sin nuestras esposas e hijos.
No se trata tan sólo de especular si serían rubios o hablarían portugués como lengua materna, sino de imaginarnos como protagonistas de otra vida. Nos coloca fuera de nuestra identidad, nos convierte en otro. Literalmente, nos altera. De ahí que el razonamiento contrafáctico genere un sentimiento de pavor cuando lo aplicamos a nuestros vínculos sentimentales o familiares, pero pueda volverse sugerente cuando lo trasladamos a nuestra identidad comunitaria.
Liberados de la lógica implacable de la realidad, nos aventuramos a evaluar sus resultados a la luz de lo que pudimos ser y no fuimos. ¿Cómo seríamos si la E no fuera de España sino de England? ¿Cómo seríamos con la CH. de charrúas? ¿O preferiríamos, en ese caso, al menos la G. de guaraníes, antiguos propietarios de esta tierra y esta agua a la que le dieron nombre?
Para muchos de nosotros, la ausencia de E. no es una especulación referida a las potencias imperiales sino a nuestra propia composición familiar. Cuando yo era niño, al menos un tercio de mi familia era española o descendiente de españoles. En la rutina de la vida diaria, su cercanía era considerablemente mayor. ¿Cómo sería yo si mi abuela Josefa no hubiera nacido en Puerto del Son sino en Liverpool? And what about me?
Una vez me invitaron a un almuerzo en la República de Parva Domus, una institución que se caracteriza por su sentido del humor, centenario como la propia institución. Al llegar, su presidente me recibe con estudiado malestar y me dice: “La verdad que no puedo felicitarlo porque el programa que hacía en televisión me parecía horrible”. Mi respuesta, gestual e instintiva, disparó una pregunta de mi interlocutor. “¿Usted es gallego?” Mientras intentaba responderle, me acotó: “se lo digo porque los gallegos juntan las cejas cuando escuchan algo que no les gusta”. Jamás hubiera imaginado cuánto le debía al abuelo Pepo y la abuela Pepa. Ciertamente, no sé qué sería de Uruguay sin E, pero no quiero ni saber qué sería de mí.